lunes, 29 de septiembre de 2014

Antes de dormir


Historias de antes de dormir VS Historias de antes de dormirse

Así es como las historias de antes de dormir funcionan: son esos cuentos que te lee alguien para que te entre el sueño, te los cuentan cuando eres pequeño, pero van desapareciendo a medida que creces, lo cual me parece una gran pérdida. Solo pueden ser reemplazadas por la lectura propia, lo cual no es lo mismo.

Así es como las historias de antes de dormirse funcionan: estas se te ocurren con las luces apagadas, en ese gran momento en el que decides que "esa es la postura" y en el que moverse es casi un sacrilegio. Es entonces cuando en tu cabeza aparece una gran historia o fragmentos de la historia que estás escribiendo. Inútilmente te dices que ya te acordarás mañana de esa gran idea que vas desarrollando mientras esperas a que llegue Morfeo.
Sabes que no va a pasar. Que mañana no te vas a acordar. Pero te engañas y sigues con los ojos cerrados.
Así, esas historias viajan a tus sueños, convirtiéndose en general en cosas extrañas, mezclándose con cosas del subconsciente, lo cual solo las hace más interesantes. Solo que las historias están destinadas a morir unos segundos después de que te despiertes. A veces intentas volver a dormirte para volver a ellas y así, la historia de antes de dormirse vuelve a empezar.

Algunos cuentan ovejas para dormirse. Yo cuento historias.



miércoles, 24 de septiembre de 2014

Globos


-Mira los globos, mira.

Llevo a mi prima pequeña en brazos hasta una manada/banco/piara/conjunto de globos. Siempre me ha parecido ridículo como algo tan estúpido, un poco de plástico y aire, pueden fascinarnos tanto.

Ella levanta la mano para intentar tocar la cabeza de un Bob Esponja globiano con una sonrisa un tanto escalofriante que a mi parecer no es demasiada apta para niños, pero dejémoslo pasar.

Sosteniendo los globos está un buen señor, que nos mira esperanzado, esperando que compremos uno de los globos.



Mi prima insiste en ir señalando todos los personajes y me cuenta la historia de cada uno, como si yo fuera demasiado mayor para conocerla. Que no lo soy, pero hay que agradecer la intención, supongo.

La sigo sosteniendo y me río cuando imita a un cerdo, en clara alusión a Pepa Pig. Lo vuelve a hacer para que me vuelva a reír. La complazco. 

Me mira sonriente mientras sigue con su diatriba y yo asiento con la cabeza y digo "ooooh" y "aaaaah" cuando es necesario. Es necesario bastantes veces he de decir.

Pienso en cuando dejará de maravillarse tanto por un globo. Cuando pensará en ellos como algo con helio en su interior. Cuando creerá que el helio que hace tu voz graciosa es más interesante que la cascara que lo envuelve. 

Entonces un globo rebelde se suelta de su agarre y empieza su ascensión, imparable, hacia el cielo.

Mi prima lo señala con el dedo, fascinada, como si quisiera poder volar como él. Ambas seguimos su trayectoria y le decimos adios, deseándole un buen viaje. Cosas de globos.


lunes, 15 de septiembre de 2014

No le digas adiós




Es difícil hacerse mayor y dejar atrás la infancia.
La infancia no es ni más fácil ni más difícil que el resto de etapas de tu vida, da igual lo que te parezca después. En su momento las cosas te dolieron igual que te duelen ahora. Las cosas te hacen tanta ilusión como entonces. 
O bueno, es lo normal. Hay gente que se queda con la parte mala, con el dolor, y se olvida de lo fácil que sonreían y reían cuando eran niños, como la cosa más pequeña podía hacernos felices.
Y a eso no hay que decirle adiós. Hay que abandonar a la infancia, pero no al niño que tenemos dentro. 


Por siempre y para siempre, no te digo adiós.
Gracias por enseñarme a vivir.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Welcome back




La vuelta a casa o cómo hacer que tu prima haga un "yo no conozco a esos".

Hace un año mi tía decidió enviar a mi querida prima pequeña al otro lado de mundo a estudiar. Para mejorar su inglés e independencia y crecer como persona. 
Durante ese intervalo de tiempo hubo llamadas por skype, mensajes por whatsapp, abuelas llorando, momentos de nostalgia "os acordáis de cuando..."
Cuando solo quedaba una semana para que volviera decidimos, bueno, ya estaba decidido de antemano, que iríamos todos a darle la bienvenida al aeropuerto. Con pancarta. Con globos. Con gritos. Con una maldita comparsa si hace falta.

Creo que ella no se creía que fuéramos a hacerlo. Se reía cuando se lo comentaba.
Pero llegó el gran día y ahí estábamos todos, hinchando globos como si no hubiera mañana. Los había con forma de corazón y todo. Cualquiera pensaría que íbamos a pedir matrimonio a alguien. 
Propuse pintarnos la cara de un color alegre, propuesta que fue rechazada. Alguien quiso que asaltáramos la pista de aterrizaje. Probablemente mi tía. Tampoco fue aceptada.
Les dimos a los más pequeños unos rotuladores para que tunearan un poco los globos y se divirtieran en la espera.
Otra de mis primas, la "loca de los animales", dejó vagar por todas partes a los bichos que había llevado.

Y por fin llegó el gran momento. Nos volvimos como locos viéndola a través del cristal y empezamos a mover los brazos y la pancarta (enorme por cierto) mientras ocupábamos básicamente toda la cristalera por la que se veía a la gente caminando a las cintas de las maletas. Ella miró, estamos seguros de ello, pero lo único que hizo fue avanzar más rápido y esconderse.



Tras ese saludo inicial recogimos todo el campamento para bajar a la salida, donde esperamos para abalanzarnos sobre ella. Su madre la primera, que parecía que quería fusionarse en un pequeño átomo indivisible.
Siguieron los abrazos, las fotos, los comentarios tipo "que guapa estás", los regalos de bienvenida... algo parecido a una comunión, pero sin el vestido blanco.

Después hubo tarta. Más besos. Más regalos, esta vez para nosotros, (bien, buena prima, bien enseñada).

Pero lo más importante, hemos recuperado a nuestra little cousin.